Existen criterios de departamentalización; entre los
más comunes están:
A través de esta forma la empresa se descompone en
departamentos que realizan una función específica (como finanzas, producción,
comercial, administración, recursos humanos, etc.). Esta organización interesa
en los supuestos donde predomina la especialización.
Este modo de estructuración es muy común en entidades
que prestan servicio en distintas áreas geográficas y que, por tanto, tienen
numerosos puntos de venta y de atención al cliente. Es utilizada generalmente
por compañías comerciales y de servicios, como por ejemplo bancos, almacenes,
etc.
Las empresas se organizan para atender de manera
especializada a diferente grupo de clientes con especificidad propia y a los
que conviene prestar servicios diferenciados. Un ejemplo de esto son entidades
de créditos, que crean oficinas para empresas, oficinas institucionales, etc.
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